Cerramientos y trazas de montea de Ginés Martínez de Aranda

  1. Calvo López, José
Dirigée par:
  1. Enrique Rabasa Díaz Directeur/trice

Université de défendre: Universidad Politécnica de Madrid

Fecha de defensa: 01 mars 2000

Jury:
  1. Pedro Navascués Palacio President
  2. Salvador Tarragó Cid Secrétaire
  3. José Carlos Palacios Gonzalo Rapporteur
  4. Lázaro Gila Medina Rapporteur
  5. José María Gentil Baldrich Rapporteur

Type: Thèses

Teseo: 79191 DIALNET

Résumé

El arquitecto y cantero Ginés Martínez de Aranda (1556-1620) compuso alrededor de 1600 un manuscrito llamado "cerramientos y trazas de montea" y dedicado casi exclusivamente al problema del despiece de piezas de cantería, lo que hoy conocemos por esterotomía, La Tesis estudia los procedimientos concretos de trazado y labra que se exponen en la obra, pero también las reflexiones sobre arquitectura y cantería que se incluyen en su prólogo. El Estudio preliminar trata la biografía de Aranda, el manuscrito en sí, los instrumentos y métodos de trazado y labra, y las cuestiones planteadas por el premio, mientras que el Texto comentado pasa revista detallada a cada una de las "difinitiones" y trazas en las que se divide el texto. Esto permite analizar las aportaciones originales de Aranda, como la primera aparición en los textos de los arcos capialzados y en vuelta de horno, el tratamiento sistemático de los arcos esviados y abocinados, en paramentos curvos y en bóvedas y una larga serie de capialzados, incluyendo versiones primitivas de los tres célebres arquetipos franceses, el de Amrsella, el de Montpellier y el de San Antonio. A la vista de estas aportaciones de Aranda, consideramos que no se puede seguir sosteniendo la visión de la cantería del Reanacimiento español como un saber estático y exclusivamente empírico. El saber de Aranda tiene indudablemente raíces medievales que se manifiestan en puntos como los instrumentos de labra, o la práctica de los trazados a tamaño natural sobre el suelo, que no se abandona porque proporciona una exactitud que los dibujos a escala no pueden garantizar. También es tradicional una idea expresada confirmeza por Aranda: el arquitecto precisa de una formación que sólo puede ofrecer la práctica y el conocimiento directo de los oficios. Pero al mismo tiempo se percibe claramente que esta formación no es suficiente para el arquitecto del siglo XVI, pues el Renacimiento aporta