Paleohidrogeología del sistema kárstico del manantial de fuentetoba (cordillera ibérica, soria)
- Fonollá Veiga, Cristina Esther
- Eugenio Sanz Pérez Director/a
Universidad de defensa: Universidad Politécnica de Madrid
Fecha de defensa: 29 de octubre de 2021
- Claudio Olalla Marañón Presidente/a
- Ignacio Menéndez Pidal de Navascués Secretario/a
- Iván Alhama Manteca Vocal
- Agustín Senderos Domínguez Vocal
- Enrique Matarredona Coll Vocal
Tipo: Tesis
Resumen
La historia hidrogeológica de este sistema acuífero comienza al final del Mioceno, donde una amplia penillanura condicionaba que la zona saturada e hidrodinámicamente activa estuviera cercana a la superficie. Las descargas se hacían a través de paleosurgencias en el páramo, y a ellas asociadas se desarrollaron conductos en régimen freático (o vadoso), como es el caso de las galerías altas singenéticas de la cueva de la Majada del Cura. Con el posterior rebajamiento general del relieve circundante a los macizos calcáreos a lo largo del Cuaternario, el nivel de base kárstico fue descendiendo. El flujo del acuífero fue entonces modificado y dirigido desde etapas tempranas hacia el manantial de Fuentetoba, a través de las galerías de la mencionada cueva. Las observaciones en esta cueva indica la existencia de un solo tipo de organización hidrogeológica, de tal manera que la red hipogea ha sido el resultado de la excavación de la misma corriente de agua que se ha ido encajando, abandonando el régimen vadoso al libre. La datación de los edificios tobáceos asociados a las surgencias indica que, desde al menos el Pleistoceno Medio, las líneas de flujo convergieron en el manantial de Fuentetoba, logrando un alto grado de karstificación en la zona saturada de la cubeta sinclinal, y el desarrollo por disolución de un conducto principal de drenaje. Durante bien avanzado el Pleistoceno superior, una componente sustancial del flujo subterráneo se desvió hacia el manantial del nacimiento del río Mazos. Las dataciones de tobas y paleogours de cuevas también nos informan que el acuífero ha pasado por diferentes fases climáticas durante el Cuaternario reciente y, por ello, a diferente alimentación y recarga. Estas tobas y paleogours se correlaciona entre sí y se asocian a periodos cálidos del Cuaternario más reciente, acorde con el contexto regional, y donde la recarga natural era menor. La simulación del caudal de los manantiales ha permitido cuantificar de manera aproximada la variación del balance hidráulico del acuífero ante diferentes fases climáticas. Durante la última glaciación, por ejemplo, la recarga natural era de clara influencia nival y aumentó un 160% por ejemplo. Por otro lado, y también relacionado con la evolución paleohidrogeológica de la cueva de la Majada del Cura, aparecen unas cortezas de hierro en las paredes de la galería baja. Las cortezas de hierro que se presentan de diferentes formas en toda la sección de la galería baja de la Cueva de la Majada del Cura (Soria, España) están constituidas por óxidos e hidróxidos de hierro y, en menor medida de manganeso; el mineral predominante es la goetita. Su génesis está asociado a la evolución hidrogeomorfológica del río hipogeo el cual ha recibido aguas arriba de las cavidades exploradas las transferencias laterales de agua subterránea ligeramente ferruginosa procedente del ambiente anaerobio de la Facies Utrillas con la que está conectado únicamente a través de la galería baja, pero no de la galería alta. Gracias al conocimiento de la historia geomorfológica y del descenso del nivel de base kárstico, se sabe que esta conexión se verifica desde al menos el Pleistoceno Medio. El carácter torrencial del río y las condiciones aerobias provoca la precipitación por oxidación del Fe+2 con poca participación bacteriana, y con la formación de especies minerales compatibles con este ambiente oxidante.